Con cierta discreción, un 27 de octubre de 1984, casi subrepticiamente, el flanker Rob Louw tendió la mano a su apertura. Errol Tobias había pasado la inverosímil transformación de un ensayo de Ray Mordt, esquinadísimo. Se había tomado su tiempo Tobias (un tren pasa cerca del estadio de Newlands y su traquetreo acaso distrae la jugador), el primer negro que vistió la zamarra verde del antílope. Llevaba por última vez el nº 10 a la espalda. No perdió en ninguno de los seis tests que jugó (Irlanda, Inglaterra y los Jaguares sudamericanos con Tomás Pardo y Santiago Santos entre sus filas) y defendió al Springbok como a la Protea de su selección coloured, según la ignominiosa clasificación del Partido Nacional. Louw, un espigado y admirado jugador de Ciudad del Cabo, compartía habitación con el apertura y le defendió con empeño, por su juego y su dignidad, para disgusto de algunos boers del momento como Johann Claasens, el manager del equipo, e intransigentes de African National Congress que lo despreciaron por jugar con el opresor.
No había negros entre el público, o no aparecen en la grabación. Algún mulato sí, que celebra con alborozo la patada de Tobias, pero también los ensayos de Danie Gerber, Kulu Ferreira y Carel Johann du Plessis, cuatro con el de Mordt, para derrotar a los visitantes por 22 a 13. El realizador, además, se detiene en esas tomas, quizás para mejor noticia del espectador extranjero.
No había conseguido ver los partidos de esa serie hasta hace poco. Una de las tres que, en 1980, 1982 (con la única victoria visitante, día muy inspirado de Hugo Porta) y 1984, esta vez con el valenciano de Alzira -que jugó ambos partidos- y el madrileño. Y son estos últimos los que me han entretenido dos fines de semana consecutivos. No dejan de ser una de esas excentricidades que cabían en el rugby de aquellos años. Por varias razones, alguna incluso de dudosa justificación: los argentinos sorteaban el boicot a Sudáfrica compareciendo como combinado americano, pues viajaba algún chileno y uruguayo, además de nuestros compatriotas, y permitían a estos saborear un gira con jugadores de primer nivel a una de las potencias de la entonces International Rugby Football Board.
Decir que los españoles se codeaban con rugbistas de primer nivel no implica que los nuestros no fueran de tal empaque, que lo eran, sobremanera Tomás Pardo, Alzira RC, CAU RC, Tecnidex Valencia RC, y previamente los clubes franceses de Vichy y San Juan de Luz, 38 caps con España atribuidas por los anuarios de la FER, sin contar sus comparecencias africanas y otras fruslerías. En Sudáfrica jugó en el lado derecho de la primera línea en el primer test, sustituyendo a Fernando Morel, y fue titular en la segunda línea durante el segundo test (era un pilier de los considerados de buena estatura por aquel entonces, lo suficiente para no desentonar con el colosal Gustavo Milano). Y elogiado por los comentaristas, al menos durante los dos cuartos de 20 minutos en que la retransmisión se efectuaba en inglés, que nada puedo decir de la proferida en la lengua afrikáner, va de suyo. Invento ese de los equipos conjuntos en el que había ya comparecido Pardo (junio de 1983), esta vez en la primera línea y enfrentado a sus futuros conmilitones argentinos, asegurando el talonaje del aguerrido francés de Tarbes Philippe Dintrans, con el medio de melé de Lourdes Pierre Berbizier mandando en el pack y los aussies David Campese y Mark Ella al principio y final de los tres cuartos. En ese partido bonaerense tampoco fue el único español sobre el pasto, que en el lado abierto de la tercera formaba el donostiarra Chufo Bueno y desde el banquillo les contemplaba el colegial Ramón Nuche. Destellos, todos estos, inconcebibles en el universo pro que hacían que el rugby español fuera teniendo alguna consideración.
Springboks 1984
Tomás Pardo, Santiago Santos y Pirulo Álvarez, clásica primera línea del XV del León en los 80
Decir que los españoles se codeaban con rugbistas de primer nivel no implica que los nuestros no fueran de tal empaque, que lo eran, sobremanera Tomás Pardo, Alzira RC, CAU RC, Tecnidex Valencia RC, y previamente los clubes franceses de Vichy y San Juan de Luz, 38 caps con España atribuidas por los anuarios de la FER, sin contar sus comparecencias africanas y otras fruslerías. En Sudáfrica jugó en el lado derecho de la primera línea en el primer test, sustituyendo a Fernando Morel, y fue titular en la segunda línea durante el segundo test (era un pilier de los considerados de buena estatura por aquel entonces, lo suficiente para no desentonar con el colosal Gustavo Milano). Y elogiado por los comentaristas, al menos durante los dos cuartos de 20 minutos en que la retransmisión se efectuaba en inglés, que nada puedo decir de la proferida en la lengua afrikáner, va de suyo. Invento ese de los equipos conjuntos en el que había ya comparecido Pardo (junio de 1983), esta vez en la primera línea y enfrentado a sus futuros conmilitones argentinos, asegurando el talonaje del aguerrido francés de Tarbes Philippe Dintrans, con el medio de melé de Lourdes Pierre Berbizier mandando en el pack y los aussies David Campese y Mark Ella al principio y final de los tres cuartos. En ese partido bonaerense tampoco fue el único español sobre el pasto, que en el lado abierto de la tercera formaba el donostiarra Chufo Bueno y desde el banquillo les contemplaba el colegial Ramón Nuche. Destellos, todos estos, inconcebibles en el universo pro que hacían que el rugby español fuera teniendo alguna consideración.
N.B. Ya sé que los santos de Northampton, han ganado lo suyo este año. Y que, como siempre el público de Leinster ha guardado silencio ante las patadas contrarias (gentes cabales esos irlandeses) y que ¡cómo no! Sir Jonny, que lo será, ha dado una lección de maestría -y otro drop con la derecha- en su último partido. Los veré todos, pero más adelante, quizá dentro de dos o tres años, cuando reposen, como el buen vino. Antes tengo que ir agotando cosechas.